Con toque de queda y vigiladas por los militares, miles de personas, sobre todo indígenas, inundan las calles de Quito en unas protestas que dejan cuatro muertos.

Los manifestantes piden cuentas al presidente de Ecuador, Lenín Moreno, refugiado en la costa ante los disturbios, por el conocido como 'paquetazo' de austeridad para cumplir con el Fondo Monetario Internacional.

Guillermo Rocafort, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea, explica que "son estados en posición débil, aceptan condiciones abusivas y trasladan la presión a las capas más desfavorecidas".

El más polémico de los recortes es el que pretende eliminar el histórico subsidio a los carburantes, que afecta especialmente a los indígenas, cuyo principal sustento es el campo y que les ha llevado incluso a tomar el Parlamento.

Medidas que cuentan con el apoyo de las élites financieras. Y que son la condición para recibir un nuevo préstamo de 4.200 millones, crucial para el país.

"Los medios de producción están en manos extranjeras. Si no tienes recursos, el endeudamiento te come los ingresos del Estado. Al final entras en un circulo vicioso y las ayudas del FMI van a los acreedores", añade Guillermo Rocafort.

Con el país al borde del colapso económico, social y político, Lenín Moreno se agarra a la 'herencia recibida' de su antecesor Correa, que se postula para unas elecciones anticipadas.