Londres renuncia a las líneas rojas del 'Brexit'. No sólo tendrán que respetar los derechos de los europeos residentes allí y pagar la factura. También tendrán que seguir cumpliendo con la Unión Europea después del divorcio durante los dos años que dure el periodo de transición. "Reino Unido respetará todas las leyes europeas, incluidas las nuevas. Respetará los compromisos presupuestarios", ha asegurado durante su intervención el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Además, durante ocho años el Tribunal de Justicia Europeo seguirá teniendo jurisprudencia para vigilar que se cumplan los términos del acuerdo final. Porque el acuerdo alcanzado es sólo un texto inicial. Tras el visto bueno de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 comenzará lo más duro: la negociación sobre el futuro acuerdo comercial.

Es en este punto donde está la clave. Para mantener la frontera 'blanda' entre Irlanda e Irlanda del Norte, Londres tendría que respetar las normas de la Unión Europa. Así que, de facto, seguirían formando parte del mercado único, aunque sobre el papel estén fuera. En Escocia quieren que esa medida también se les aplique a ellos. "Si hay [acuerdo especial] para Irlanda del Norte también debe haberlo para Escocia", considera Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia.

El ministro británico de Medio Ambiente asegura que los británicos podrán enmendar el acuerdo en las urnas. Esto es, si no les gusta el texto final, podrán pedir que lo cambie el Gobierno que salga de las urnas en 2022. Además, llama a la calma recurriendo a la máxima negociadora de que nada está cerrado hasta que todo esté cerrado.