En sus redes sociales, Jo Cox se definía como madre de dos niños, excooperante, montañera y habitante de un barco en el Támesis. Allí las bocinas y las flores la recuerdan, Cox era una persona muy querida. Irene, su amiga española, la conoció trabajando en Oxfam durante la crisis humanitaria de Darfur: "Me enteré por twitter, vi una foto y dije qué habrá hecho esta vez, y me quedé helada".

Pero Jo Cox tenía dos pasiones: la acción humanitaria y también la política: "Su paso de las ONG a la política fue porque no tenía suficiente porque quería hacer más" cuenta Irene. Junto al Parlamento destacan su gran proyección política, Cox llevaba un año como diputada: "Era una mujer que luchaba por todo por lo que este país tendría que luchar".

Laborista, con una carrera muy vinculada a Europa. En los últimos días la vimos a favor de la permanencia de Reino Unido. Jeremy Corbyn, el líder del Partido Laborista, cuenta que "sus hijos podrán estar orgullosos de quien fue, orgullosos de todo lo que hizo y muy orgullosos de todo por lo que lucho".

Comprometida y solidaria, según David Cameron. En una carta, su marido pide luchar contra el odio que la mató: "Jo creía en un mundo mejor y luchó por ello todos los días de su vida, con energía y entusiasmo. El odio no tiene un credo, raza o religión, es venenoso". Confiesa que comienza para su familia un nuevo capítulo en sus vidas. Más difícil, más doloroso.