De la barbarie del nazismo nació la Declaración Universal de los Derrechos Humanos. "No es un tratado, ni un acuerdo internacional", declaraba entonces Eleanor Roosvelt. No es de obligado cumplimiento, sino un pacto de fe entre los pueblos de Naciones Unidas.

"Los Derechos Humanos no son una cuestión moral, están en todos los códigos penales del mundo, otra cosa es que se cumplan", señala Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España. Y aunque ha traído avances, setenta años después, los Derechos Humanos se violan a diario.

Como el derecho a la vida los niños y civiles de la guerra de Yemen y Siria o la de los más de 700.000 rohinyás, a los que no se les permite la libertad de movimiento, de educación o de religión. Las nuevas políticas migratorias están minando el derecho al asilo.

La ONU también reclama el mismo salario para el mismo trabajo: entre hombres y mujeres la brecha salarial es del 23%. Pero no hace falta salir de España para encontrar vulneraciones como el derecho al trabajo o a la vivienda. En lo que llevamos de año ha habido 33.000 desalojos. También ha habido devoluciones en caliente.

Violaciones de derechos que les podemos contar gracias al artículo 19 que establece la libertad de expresión, aunque en los últimos años en España eso tampoco se respeta siempre.