El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no planea retirar la acusación de que su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, ordenó espiar sus comunicaciones y tampoco disculparse, ha adelantado su portavoz, Sean Spicer.

Estas declaraciones de Spicer en su rueda de prensa diaria se producen a pesar de que el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), James Comey, ha asegurado en una audiencia en el Congreso no tener información que apoye las acusaciones de Trump contra Obama. Trump lanzó su acusación contra Obama el 4 de marzo a través de la red social Twitter y todavía no ha presentado ninguna prueba para respaldarla.

"No tengo información que apoye esos tuits", ha dicho Comey en la primera audiencia pública en el Congreso sobre la supuesta injerencia rusa en los comicios estadounidenses de noviembre pasado, en alusión a los mensajes de Trump en Twitter en los que acusó a Obama de haber ordenado intervenir sus comunicaciones.

"Ningún individuo en Estados Unidos puede ordenar la vigilancia electrónica de nadie, tiene que pasar por un proceso de solicitud", ha explicado el director del FBI, quien ha agregado que el Departamento de Justicia tampoco tiene constancia de pruebas que puedan respaldar las acusaciones de Trump.