La alta abstención ha marcado las elecciones presidenciales en Túnez, donde los primeros resultados dan la victoria a dos populistas: el independiente Kais Saied, homófobo y partidario de la pena de muerte, y el magnate Nabil Karoui, en prisión preventiva por evasión y blanqueo. Ambos pasarían a la segunda vuelta.

Según los primeros resultados correspondientes al 27% de escrutinio, Saied encabeza el recuento con el 19% de los votos, mientras que Karoui va en segundo lugar con el 14,5%. Por detrás figura el candidato del islamista Ennahda, Abdelfatá Mourou, con el 13,1% de los apoyos.

Los resultados han sido anunciados horas después de que un sondeo a pie de urna apuntara que Saied y Karoui habían logrado acceder a la segunda ronda y ambos reclamaran su victoria electoral.

Saied ha descrito este sondeo como "una nueva revolución", en referencia al levantamiento popular que derrocó en 2011 al dictador Ben Alí. En esta misma línea se ha expresado Karoui, a través de un mensaje leído por su esposa, resaltando que los resultados son un mensaje a la élite política del país.

Por su parte, el primer ministro y uno de los principales candidatos a la Presidencia, Yusef Chahed, ha reconocido su derrota y ha subrayado que los tunecinos "han enviado un mensaje a la familia democrática progresista" y ha lamentado que la misma haya estado "dispersa" en diversas candidaturas. Los datos de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE) le dan únicamente el 7,4% de los apoyos.

El presidente del organismo, Nabil Bafún, afirmó el domingo que la participación había sido del 45%.

Unas elecciones cruciales

Los tunecinos acudieron a las urnas este domingo para elegir al sucesor de Beyi Caib Essebsi, fallecido en julio, en unos comicios que se consideran cruciales para la consolidación de la transición democrática en el país que vio nacer la 'Primavera Arabe'.

La muerte de Essebsi, justo el Día de la Independencia, el 25 de julio, obligó a un adelanto electoral de los comicios que estaban previstos para noviembre.

Unos 7,2 millones de tunecinos estaban registrados para votar en esta ocasión, pero desde que se produjo la caída del régimen de Ben Alí en enero de 2011, la participación electoral ha ido en declive en medio de la desconfianza de los ciudadanos en el sistema político.