Liderando una reunión de urgencia de su gabinete o visitando farmacias para conocer el estado de los suministros y siempre con su mascarilla puesta. El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, se pone ahora firme para tratar de frenar el descontrolado brote de COVID-19 que sufre desde hace cuatro días el país.

Desde el pasado 12 de mayo, se han notificado más 1.200.000 casos, 400.000 nuevos contagios en las últimas 24 horas. Y son ya 50 las personas fallecidas, según datos oficiales, de un país que no tiene test ni vacunas.

Por primera vez desde el inicio de la pandemia que paralizó el mundo hace más de dos años, el país está confinado y el ejército se ha movilizado para distribuir medicamentos.

Kim Jong-un ha incidido en que las autoridades deben estar al frente de la lucha contra la pandemia y ha abogado por lograr "resultados sustanciales".

La OMS, dispuesta a ayudarles

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha ofrecido su ayuda para hacer frente a la pandemia y frenar la propagación del virus. La OMS ha recalcado en un comunicado que está "preparada para prestar asistencia al pueblo norcoreano" y ha insistido en que se encuentra a la espera de recibir más información sobre la situación que atraviesa actualmente el país. "Mostramos nuestro compromiso a ayudar al país y entregar apoyo técnico para mejorar la realización de test y reforzar la gestión de casos al tiempo que (...) se hace entrega de asistencia médica esencial y medicamentos", explican desde la organización.

También ha recordado la importancia de la vacunación en la lucha contra el COVID-19 y ha señalado que Corea del Norte tiene derecho a recibir vacunas contra el coronavirus a través del mecanismo internacional COVAX.

"Con la campaña de vacunación aún pendiente de iniciarse existe un grave riesgo de que el virus se expanda rápidamente entre las masas a menos que se tomen medidas inmediatas", recoge el texto.