Juan Guaidó no afloja y no descarta autorizar una intervención militar en Venezuela. Así de contundente se muestra el presidente encargado en una entrevista a la agencia 'France-Presse'. Hará todo lo que tenga que hacer, dice, para salvar vidas humanas.

Pero Maduro, dice, no tiene miedo al Ejército. "Pueden traer dos millones de soldados, dos millones de tanques", manifestó.

Los soldados de Maduro no mueven un ápice sus posiciones. Hacen algo legítimo, dice Freddy Bernal, defender sus fronteras: "Para nosotros la ayuda humanitaria es un caballo de Troya, es una invasión silenciosa".

Y lejos del ring político, las ONG empiezan a perder la paciencia. El presidente de Cruz Roja Internacional, visiblemente enfadado, recuerda que para ayudar no hace falta elegir bando y que ni Maduro ni Guaidó nunca lo han hecho.

"Intenten imaginarse con qué dos bandos tuvimos que tratar en Siria. Esto se trata de trabajar con los más vulnerables", defiende Francesco Rocca, presidente del Comité Internacional de Cruz Roja.

Y nunca acompañados de militares. Pero los tambores de guerra, dice el expresidente de Uruguay, todavía se escuchan en Venezuela. "Si usted tiene a alguien acorralado y no le da una salida, esté seguro de que va a luchar porque no le queda otra alternativa, salvo que usted quiera la guerra", asegura Múgica.

El expresidente de Urugay no quiere discutir de legalidad en Venezuela y pide a la comunidad internacional que no se lave las manos: "Ya que se ha puesto a intervenir, a opinar y a decidir, que asuma la responsabilidad de forma directa".

Sin embargo, Venezuela sigue a oscuras y nadie parece encontrar la ruta de escape.