Tras un asalto armado de 15 horas, los universitarios nicaragüenses pierden la esperanza de continuar con vida. A través de las redes sociales mandan los últimos mensajes a sus familias. "Mamá, perdóname, salí a defender mi patria", cuenta uno de ellos. "Si logra ver esto, diganle que la quiero mucho y no me arrepiento de nada de esto", dice otro.
LLevaban encerrados más de dos meses en la Universidad Nacional protestando en contra del Gobierno de Daniel Ortega. El presidente mandó al Frente Sandinista para un ataque armado a los 200 estudiantes que se refugiaron en la parroquia 'Divina Misericordia'.
Junto a los jóvenes se encontraban varios periodistas. Uno de ellos, Ismael López, que informaba de que uno de los estudiantes había sido alcanzado por una bala en la cabeza dentro de la iglesia. El joven fallecía en el interior de la parroquia mientras intentaban salvarle la vida. Otro de los estudiantes, también con un disparo en la cabeza, se desangró en una de las barricadas.
"No estaos bien pero estamos vivos en la iglesia. No tienen piedad, hagan internacional la noticia", decía uno de los jóvenes. Tras las gestiones hechas por el cardenal Leopoldo Brenes los estudiantes quedaron libres. Posteriormente, fueron trasladados hasta la catedral de Managua donde eran recibidos entre aplausos.
Allí se reunieron con representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y pudieron reencontrarse con sus familiares.