Los jóvenes están comprometidos con la acción climática y casi la mitad de ellos admiten que la preocupación por el clima afecta a su vida cotidiana. Por eso, de cara a la Cumbre del Clima de Dubái COP28 se rebelan y piden cambios y medidas reales. Es el caso de Carlos Bueno, 21 años, que ha barrido lodazales causados por Danas, limpiado playas contaminadas y denunciado el daño que la industria de la moda causa en el medio ambiente. Ahora, pide el fin de la quema de combustibles fósiles.

Carlos es voluntario de Greenpeace y asegura que quiere "transformar esta preocupación" por los combustibles fósiles "en un sentimiento positivo": "Es decir, es lo que me lleva a moverme". Un sentimiento que comparte con Carmen Carreño, de 20 años, estudiante de Biología y activista de Fridays for Future. Canaliza su inquietud por el futuro del planeta a través de la protesta en la calle. "Es verdad que da un poquito de ansiedad ver cómo está la situación en el mundo, hacia dónde vamos y cuáles son las medidas que se están tomando, que son pocas", expresa Carmen.

Los jóvenes son los más comprometidos con la acción climática. Y no solo porque el futuro les pertenece, sino porque son las principales víctimas. Sobre todo, quienes viven en países con menos recursos. Allí donde la crisis climática es devastadora. Julia López, la responsable de Incidencia Política del Plan Internacional alerta de "sequías, inundaciones, fenómenos meteorológicos extremos" provocados por el cambio climático. Además, señala que estas consecuencias "acaban con infraestructuras escolares, hace inaccesibles las rutas a la escuela y las niñas dejan de ir al colegio".

El estudio de su organización revela que 12 millones y medio de niñas abandonarán cada año la escuela a causa de ello. "Las mujeres y niñas representan el 80% de los refugiados climáticos", detalla Julia López. Por eso los jóvenes se rebelan, piden acción real. "Lo que estamos buscando no es solo el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles, sino el fin total de los combustibles fósiles", añade Carlos Bueno. Mientras, Carmen Carreño zanja: "Si continuamos luchando por esto y haciendo presión y se toman medidas reales, sí se podrá llegar a algo mejor".

Los jóvenes, así, escenifican su apuesta por un futuro mejor también en Dubái. Su protesta es pacífica, pero el mensaje no puede ser más contundente.