Ante un estadio a rebosar presentan el espectáculo mostrando en grandes pantallas imágenes de derrumbes, catástrofes naturales, la bomba de Hiroshima... Focos luciendo y el público, desatado. En mitad de toda esa exaltación podría aparecer Mick Jagger, Justin Timberlake o Beyonce, pero no. De repente, entra Javier Milei, candidato ultraderechista a la presidencia de Argentina por La Libertad Avanzada.

Paseando entre miles de personas, todos eufóricos, poseídos, sube al escenario donde antes le ha precedido la imagen de un león en llamas. Él se llama a sí mismo "león" y gritando "somos un fenómeno mundial".

Unas 20.000 personas vitorean su nombre durante el mitin con el que en la noche de este miércoles cerró campaña en Buenos Aires. Retransmisión en directo de un auténtico show con el que pretende concluir su hazaña: de ser un partido de barrio, a ganar las elecciones en la primera vuelta, que se celebra el domingo.

Su objetivo es echar a la casta: políticos, empresarios, periodistas... Los ladrones que, según ellos, han metido al país que era una potencia mundial en un pozo.

Mensajes radicales, extremistas y retrógrados que lejos de pasarle factura, le generan votos. Un ejemplo, la propuesta de una de sus diputadas horas antes del mitin, que cuestiona que si las mujeres pueden abortar y tienen el "privilegio de poder matar a sus hijos", "por qué los hombres deben mantener a la criatura". "Quizás les dijeron que podían acabar dentro porque toman la pastilla o le pincharon un forro (preservativo", llegaba a insinuar la política.

Y a pesar de eso, ahí está Milei, liderando las encuestas.