El reo, Tokuhisa Kamugai, fue ajusticiado a primera hora de la mañana en Tokio, tras ser condenado el 12 de marzo de 2012 por el asesinato del dueño de un restaurante del barrio chino de la ciudad de Yokohama, a pocos kilómetros de la capital.
Según detalló el Ministerio de Justicia, Kamugai disparó en 2004 al dueño del establecimiento, de 77 años, mientras que en ese mismo año hirió de gravedad y dejó paralítico a otra persona de 32 años en el barrio tokiota de Shibuya después de dispararlo durante un atraco.
"Su acto fue egoísta y grave e imagino que para la víctima y su familia ha sido doloroso", recalcó el ministro Tanigaki durante una rueda de prensa celebrada en Tokio.
"Hemos estudiado y revisado con cautela el caso antes de tomar la decisión de aplicar la sentencia de la pena de muerte", añadió el ministro.Un portavoz de la organización humanitaria Amnistía Internacional en Tokio apuntó que la nueva ejecución se producen justo después de que la capital nipona haya sido elegida sede para los Juegos
Olímpicos de 2020, en una acción "contraria al espíritu olímpico y que traiciona a la sociedad internacional".
Tras las ejecuciones de este jueves, Japón cuenta con 132 reos en el corredor de la muerte, cinco menos que en febrero de este año cuando se alcanzó la cifra más alta desde 1949, año en el que se comenzó a facilitar este tipo de estadísticas.
La última vez que Japón aplicó la pena capital fue el pasado 26 de abril, cuando fueron ajusticiados en la horca dos acusados de asesinato, en la tercera ronda de ejecuciones en lo que va de año.
Japón, que junto con Estados Unidos es el único país industrializado y democrático que aún aplica la pena de muerte, ejecuta en la horca a los condenados en el mayor de los secretos, sin aviso previo a los condenados y sin testigos, en medio de las críticas de las organizaciones humanitarias.
Todas las ejecuciones de 2013 se aprobaron bajo el mandato del Gobierno del primer ministro, Shinzo Abe, que llegó al poder en diciembre del año pasado.