La ceremonia tuvo su momento central a las 11.02, la hora exacta en que la bomba "Fat man" estalló sobre la ciudad, con un minuto de silencio acotado por los tradicionales tañidos de la llamada Campana de la Paz, en honor de las víctimas.
Tras el solemne acto en memoria de las víctimas, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, y el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, pronunciaron discursos en los que destacaron la importancia de la histórica visita de Obama a Hiroshima a finales del pasado mayo y llamaron a poner fin la proliferación nuclear.
La visita del mandatario estadounidense y el mensaje pacifista que éste envió en Hiroshima "dan esperanzas a quienes creen en un mundo libre de armas nucleares, tanto en Japón como en el resto de países", dijo Abe en su intervención.
"No se puede volver a la tragedia que ocurrió hace 71 años en Hiroshima y Nagasaki", afirmó Abe, quien añadió que Japón, "el único país que sufrió la bomba atómica en la guerra", va a hacer todo los esfuerzos posibles para sacar adelante un Tratado de No Proliferación Nuclear ratificado por la comunidad internacional.
"Obama mostró al mundo la importancia de oír, ver y sentir por uno mismo la realidad de un bombardeo atómico con su visita a Hiroshima", dijo por su parte el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue. "Desde Nagasaki llamamos a los líderes de todos los países a visitar las dos ciudades japonesas atacadas con la bomba, para que vean lo que sucede a los seres humanos en estos crueles ataques", añadió Taue.
EEUU lanzó el primer ataque nuclear de la historia sobre la ciudad de Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y tres días después lanzó una segunda bomba atómica sobre Nagasaki, lo que desembocó en la capitulación de Japón el 15 de agosto y puso fin a la II Guerra Mundial.
El artefacto, lanzado sobre el valle que concentraba en el norte de la ciudad portuaria gran parte de su tejido industrial, terminó al instante con la vida de unos 74.000 ciudadanos e hizo que miles más murieran en los años siguientes a causa de la radiación.
Los ataques atómicos sobre las dos ciudades japonesas han sido los únicos que se han llevado a cabo hasta hoy. El pasado mes de marzo, el número total de "hibakusha" o supervivientes de los ataques nucleares que quedaban en Japón o residiendo en otros países ascendía a 174.080, prácticamente la mitad de los 372.264 que había en 1980, y su edad media se eleva a los 80,86 años, según datos del Ejecutivo nipón.