Ivanka Trump aumenta su poder e influencia en el círculo presidencial ratificando el que es ya su papel visible y atípico: el de "primera hija", siempre al lado del presidente en las grandes citas.

Ella quiere estar lo más cerca posible de su padre y la realidad es que ya ha encontrado nueva oficina y será en la Casa Blanca, donde Ivanka tendrá su propio despacho en el Ala Oeste.

No tendrá cargo oficial, ni tampoco recibirá salario alguno, pero contará con acceso a información clasificada que en teoría sólo puede ser tratada por empleados del gobierno, es más tendrá incluso un móvil del gobierno. Algunos ven en el movimiento como un modo de aumentar su influencia en el círculo presidencial.

Los hechos dejan claro que estar, ha estado. Así ha sido en casi todas las cumbre bilaterales que el presidente ha tenido: con el primer ministro japonés en la torre Trump, con el canadiense sentada a su lado en la reunión y a su lado también en la polémica foto en el despacho oval, con la canciller alemana y en primera fila no perdió detalle de la rueda de prensa de Netanyahu.

La hija de Trump se une así en el Ala Oeste a su marido, que sí trabaja como asesor del presidente. Ella es la única de los hijos Trump que se mudó de Nueva York a Washington con su padre, desarrollando un rol atípico que algunos ya apuntan se acaba entremezclando sutilmente con el de primera dama.