Miles de personas han marchado por las calles del centro histórico, iluminando L'Aquila, para escuchar 309 tañidos de campana en memoria de las víctimas del 6 de abril de 2009. Las autoridades, desde el primer ministro, Giuseppe Conte, hasta el nuevo gobernador de la Región, Marco Marsilio, hasta el alcalde Pierluigi Biondi, asisten a la ceremonia en los escalones de la iglesia recientemente renovada Santa Maria del Suffragio.

En la localidad de Onna, la destrucción todavía es visible. Los techos de los edificios de piedra están derrumbados, faltan muros enteros. Los edificios residenciales permanecen inhabitables en una ciudad histórica. Para la mayoría de los residentes, la vida en Onna aún no ha vuelto a la normalidad.

En L'Aquila, el esfuerzo de reconstrucción ha sido testigo de escándalos de corrupción y de personas que capitalizan la catástrofe. La revista 'L'Espresso' calculó cuánto dinero se "quemó" en el período posterior al terremoto y antes de que comenzara la reconstrucción. Los ciudadanos a día de hoy no se explican cómo, diez años después y con más de 20.000 millones de euros de inversión, el casco antiguo de L'Aquila todavía está bajo reparaciones.

En las estrechas calles del centro de la ciudad, el vacío es tangible. Una densa red de andamios entre los edificios bloquea la vista del cielo. El aire huele a pintura y cemento húmedo, llevando una ligera nube de polvo que deja un sabor seco en la lengua."Es una tierra de nadie", dice una mujer llamada Moira.

Ella y su amiga Gianluca rara vez vienen aquí, porque lo que antes había sido el centro de la ciudad ya existe. Y la pareja tampoco cree que vaya a regresar. Algunas personas se han aventurado de regreso, abriendo una cafetería aquí, un restaurante allí, y por la calle, una tienda de instrumentos musicales.

Pero no hay clientes a la vista. Las calles están llenas solo de obreros de la construcción con sus vehículos. Por la noche la zona está oscura y desierta, dice Moira. Ahora, la vida en L'Aquila tiene lugar a las afueras de la ciudad. Muchos residentes de Onna no tuvieron que evacuar la aldea, solo se mudaron a unas pocas calles, pero también se vieron afectados por el trauma. Una de las nuevas calles que pasan por un asentamiento de casas de madera ha sido nombrada 'Víctimas del 6 de abril' y otra 'Calle de reconstrucción'.