El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, ha dimitido este martes ante el presidente del país, Sergio Mattarella. La inestabilidad de su Gobierno, salpicado por los escándalos y la incapacidad para lograr mayorías en las cámaras, ha hecho que el segundo Ejecutivo del premier llegue a su fin.

Tras este hecho, Mattarella, ha iniciado las consultas con los principales líderes políticos del país para solucionar la crisis, según asegura la jefatura del Estado. De este modo, se abrirá una ronda de consultas que comenzará este miércoles por la tarde y continuará el jueves para analizar las diferentes salidas a la crisis de Gobierno.

Los partidos que respaldan al Gobierno de Conte —(Movimiento Cinco Estrellas, del Partido Democrático y de Libres e Iguales (LeU)— han apuntado a la formación de una nueva mayoría para un tercer ejecutivo en el que Conte repetiría como premier, conocido en la prensa como 'Conte ter'.

En esta línea, el secretario general del Partido Democrático, Nicola Zingaretti, miembro de la coalición actual, ha afirmado en su cuenta de Twitter que apuesta por un "gobierno amplio y proeuropeo con una amplia base parlamentaria, que garantice credibilidad y estabilidad para afrontar los grandes retos que enfrenta Italia".

Así lo afirma también el Movimiento Cinco Estrellas, principal pata del Ejecutivo, que aboga por la creación de nuevos apoyos como solución a la crisis institucional: "La transición al llamado 'Conte ter' es ahora inevitable y es el único resultado de esta nefasta crisis. Un paso necesario para la ampliación de la mayoría", escribe la formación en un comunicado.

Estas intenciones contrastan con la propuesta de Matteo Salvini, del partido de ultraderechista Liga, que ha hecho un llamamiento a convocar elecciones anticipadas. Una opción que también comparte Silvio Berlusconi, líder del partido conservador Forza Italia. Aun así, tal y como indica el magnate y expresidente del país, está abierta la posibilidad de conformar un Gobierno de "unidad nacional".

El detonante de esta dimisión radica en una nueva votación en el Senado, que debía realizarse esta semana, y en la que Conte no tenía los apoyos generalizados. De este modo, el temor a un nuevo bochorno —sumada a la salida de Italia Viva del Ejecutivo—, ha hecho que el país se quede de nuevo sin un líder al mando.