El grupo del Partido Demócrata italiano (PD), la mayor formación progresista del país, ha presentado en el Parlamento una moción para pedir la ilegalización de los movimientos neofascistas, tras las violentas manifestaciones que sembraron el caos el pasado sábado en Roma. La moción, lanzada en el Senado y en la Cámara de los Diputados, insta al Gobierno de Mario Draghi, que encabeza una coalición entre todos los partidos excepto la ultradechista Hermanos de Italia, a "seguir el dictado constitucional que prohíbe la reorganización del disuelto Partido Fascista" adoptando las medidas que sean oportunas.

En concreto se pide ilegalizar el movimiento Forza Nuova, que el pasado sábado se valió de una manifestación contra el pasaporte sanitario de la COVID-19 para sembrar el caos en Roma, asaltando la sede del mayor sindicato del país, la CGIL, e hiriendo a cuatro personas en el asedio de un hospital. Las firmantes de la moción, Simona Malpezzi y Debora Serrachiani, portavoces del PD en la Cámara Alta y en la Baja, respectivamente, pidieron la firma de "todas las fuerzas políticas auténticamente democráticas" para que la moción sea aprobada lo antes posible.

Por el momento, la iniciativa cuenta con el apoyo confirmado del mayor partido del hemiciclo, el Movimiento Cinco Estrellas El secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, que se reunió con Draghi en la sede sindical, pidió no "infravalorar" lo sucedido, porque fue un "asalto fascista" premeditado y reclamó que "se aplique la Constitución" y "se disuelvan las organizaciones que hacen apología del fascismo".

Las protestas del sábado degeneraron en fuertes encontronazos con los antidisturbios en el centro de la capital, con agentes heridos y doce detenidos, entre estos los líderes de Forza Nuova, Roberto Fiore y Giuliano Castellino, que habían trazado una estrategia. Por eso la moción justifica la disolución de estos movimientos al señalar que van en contra una de las disposiciones finales de la Constitución de 1948, en la que se prohíbe la reorganización "bajo cualquier forma" del Partido Fascista de Benito Mussolini.

Además, leyes posteriores como la 645 de 1952 excluyen de la vida pública a aquellas "asociaciones, movimientos o cualquier tipo de grupo no inferior a cinco personas que sigue fines antidemocráticos propias del Partido Fascista exaltando, amenazando o usando la violencia como método de lucha política". Esta norma de hecho permitió en el pasado la ilegalización de otros partidos, como Ordine Nuovo en 1973, Avanguardia Nazionale en 1976 y Fronte Nazionale en el 2000.

Por otro lado, el Tribunal Supremo italiano, en una sentencia de enero de 2010, estableció que "a pesar del fin del régimen fascista sobreviven asociaciones y organizaciones políticas que, como Forza Nuova, se inspiran en esta ideología". El ataque por parte de sus militantes el pasado sábado a la sede del Gobierno y a la CGIL ha suscitado la indignación en el país que acogió el nacimiento del Fascismo en 1919. Una ideología que surgió precisamente valiéndose de la crisis y el malestar tras la Primera Guerra Mundial, creció con el hostigamiento a sindicalistas y políticos de izquierdas y derivó en una dictadura de dos décadas y en la Segunda Guerra Mundial.