Israel, con gran parte de su población inmunizada, dio hoy otro paso hacia la normalidad: los ciudadanos se han podido quitar la mascarilla al aire libre tras un año de imponerse su uso obligatorio para contener el virus, y las escuelas reanudaron clase presencial a tiempo completo sin división en grupos reducidos.

Sin grandes restricciones, con una reapertura casi total y un ambiente que recuerda a los tiempos previos a la pandemia, muchos israelíes salieron hoy a la calle sin la mascarilla puesta, con el optimismo de sentir que siguen dejando atrás la pandemia tras una veloz vacunación que llevó a un descenso sostenido de la morbilidad.

Pero las mascarillas no desaparecen por completo: todavía son obligatorias en espacios interiores, y Sanidad recomienda usarlas también en grandes reuniones o zonas concurridas en área exterior. Ante ello, quizás también por una costumbre ya adquirida, muchos paseaban aún hoy por Jerusalén con la mascarilla que les cubría la boca y la nariz, o colocada en el mentón para ponérsela rápidamente si debían entrar a un comercio o subirse al autobús.

Israel diagnosticó este viernes siete casos de la cepa del virus detectada inicialmente en India, de la que aún se tiene poco conocimiento. Las autoridades investigan ahora si la mutación es resistente o no la vacuna y el grado de contagio que podría suponer. Ante todo, Sanidad insta a cumplir las nuevas normas con rigor y a mantener la higiene y la distancia social para evitar infecciones.

Otro sector que percibe los progresos recientes es el educativo. Tras haber vuelto este febrero de manera gradual a las aulas con restricciones, grupos burbuja y combinando lecciones virtuales y presenciales, unos 2,5 millones de alumnos reanudaron hoy las clases a tiempo completo y sin tener que estar separados en "cápsulas".

Las medidas son tanto para niños de guardería como estudiantes de primaria y secundaria, que a partir de hoy podrán ir a clase entre cinco y seis días por semana, como era habitual antes del virus.