Civiles desesperados corren entre cadáveres buscando supervivientes en una carretera de Deir al Balah, en el centro de la Franja de Gaza. Allí, la aviación israelí ha dejado, al menos, nueve muertos por el impacto de un proyectil durante un reparto de comida.

No hay sido el único ataque de las últimas horas contra civiles que esperaban ayuda humanitaria. Más al norte, en Ciudad de Gaza, no paran de llegar heridos a un hospital en el que Israel ha matado a decenas de personas que esperaban sacos de harina.

Ataques simultáneos que recuerdan a otro de la semana pasada también en el norte, cerca de Jabalia, una matanza que dejó 117 civiles muertos, tiroteados con ametralladoras desde carros de combate. "Las heridas muestran que las personas sufrieron disparos directos en ese momento", denuncia un médico de un hospital cercano, un relato que contradicen desde el ejército israelí. "Murieron pisoteados y resultaron heridos cuando asaltaron el convoy de ayuda", afirmó Daniel Hagari, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Con su ya característica ambigüedad, Estados Unidos no le sigue el apunte en este suceso. "Personas hambrientas y desesperadas se acercaban a camiones de ayuda humanitaria simplemente para intentar conseguir alimentos y fueron recibidas con disparos", ha señalado Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos.

"Mi hija ha muerto. Le faltaba potasio, magnesio y todas las sales", denuncia una madre mientras acaricia el cuerpo de su recién fallecida hija menor de edad. Al menos 15 menores han muerto por desnutrición y deshidratación en el norte de la Franja de Gaza.