Los partidarios del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi se preparan para tomar las calles pese a la amplia campaña de arrestos y las amenazas de la policía de que responderá con firmeza a cualquier conato de violencia. 

Las fuerzas de seguridad se han desplegado en algunas de las arterias principales de El Cairo para evitar grandes movilizaciones en estas protestas bautizadas "El pueblo recupera su revolución". 

Los militares se han apostado, apoyados por blindados, en lugares emblemáticos como la plaza Tahrir, epicentro de las manifestaciones contra Mursi del pasado junio, y en aquellas zonas en las que los islamistas han celebrado anteriormente concentraciones. 

Las calles que conducen a la plaza de Al Nahda, donde los seguidores de Mursi han mantenido una de sus acampadas, o las cercanías de la mezquita Mustafa Mahmud, otro centro de protestas, están bloqueadas por los uniformados. 

De igual modo han cortado al tráfico todas las avenidas que llevan a Rabeaa al Adauiya, la plaza que acogió la principal acampada islamista, y la plaza de Ramsés, escenario de disturbios y multitudinarias protestas hace dos semanas. 

Las fuerzas de seguridad han reforzado sus efectivos también en los alrededores del Ministerio de Defensa y del palacio presidencial de Al Itihadiya, adonde los seguidores de Mursi tienen previsto dirigirse. 

La islamista Coalición para la Defensa de la Legitimidad, que incluye a los Hermanos Musulmanes, ha instado al pueblo a "liderar manifestaciones multitudinarias", que saldrán de varias mezquitas de El Cairo. 

Islam Tawfik, miembro de dicha alianza y de la cofradía, sostiene que la marcha principal se dirigirá de la mezquita cairota de Al Sahaba al palacio presidencial, ambos en el 
barrio de Heliópolis.

Mientras, los Hermanos Musulmanes han alentado a los egipcios a iniciar una "intifada" (levantamiento popular) para "recuperar su revolución" y acabar con el golpe militar que el pasado 3 de julio derrocó a Mursi. 

Ante estas convocatorias, el Ministerio del Interior ha asegurado que sus fuerzas están "totalmente preparadas" para afrontar cualquiera conato de violencia que se registre durante las manifestaciones. La Policía amenazó con emplear munición real en el caso de legítima defensa y con repeler con "firmeza y fuerza" los intentos de perjudicar la seguridad publica o de atacar los edificios gubernamentales, policiales y religiosos.