A las 19:32 (hora española, una antes en Reino Unido) la Familia Real británica anunciaba lo que todo el mundo sabía que iba a ocurrir: la reina Isabel II había fallecido, "en paz", a los 96 años, en su residencia favorita de Balmoral (Escocia). Desde ese momento, líderes políticos nacionales pero también mandatarios y figuras relevantes de todo el mundo enviaban sus mensajes de condolencia a la Casa Real, recordando a la que ha sido, hasta la fecha, la segunda monarca que más tiempo ha reinado en el mundo, un total de 70 años y 214 días. Aunque más tarde que otros, el rey Felipe VI aprovechó la ocasión para elogiar a la figura de la monarca, a la que ha considerado "una de las mejores reinas de todos los tiempos".
"No es fácil trasladar fielmente nuestro sentimiento profundo, tanto personal y familiar como institucional, de pérdida ante su ausencia y de inmenso respeto por su figura y trayectoria de siete décadas de reinado", señaló el monarca español desde un acto en Sevilla. Casi todos los mensajes recibidos por la Casa Real británica han ido en la misma dirección, aunque no todos tienen el factor del que sí puede hablar la Familia Real española: el sentimiento a nivel familiar.
Lo cierto es que aunque no haya habido una agenda pública conjunta, las dos familias reales tienen un vínculo de sangre. Tras la muerte del duque de Edimburgo y marido de la reina, hace algo más de un año, el rey Felipe VI envió una emotiva carta a la monarca británica en la que se dirigía a ella como su "querida tía Lilibet" mientras lo hacía para con Felipe de Edimburgo como "querido tío Felipe". ¿Pero cuál es el vínculo familiar entre ellos?
El árbol genealógico de Isabel II y Juan Carlos I
La relación entre Felipe VI e Isabel II, con muchas ramas de por medio, viene realmente desde la reina Victoria. La que fue monarca de Reino Unido desde 1837 hasta su fallecimiento en 1901 era conocida como la 'abuela de Europa': los nueve hijos que tuvo con su propio primo, Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, repartieron 'nietos' relacionados con diferentes miembros de la nobleza o realeza europeos. La última de los hijos, Beatriz María Victoria Feodora del Reino Unido, se casó en 1885 con Enrique de Battenburg, matrimonio del cual nacieron cuatro hijos.
Fue la única hija de Beatriz y Enrique, Victoria Eugenia de Battenberg, la que 'enlazó' a las familias británica y española: en 1906, Victoria Eugenia contrajo matrimonio en la Iglesia de San Jerónimo el Real (Madrid) con Alfonso XIII, convirtiéndose así en reina consorte de España hasta que se proclamó la II República en España, en abril de 1931. Victoria y Alfonso XIII tuvieron a su vez siete hijos —uno de ellos, Fernando, nació muerto—; el penúltimo y tercer varón vivo fue el infante Juan, conde de Barcelona y más tarde conocido como don Juan de Borbón, padre del rey emérito.
Del matrimonio de don Juan de Borbón y María de las Mercedes de Borbón y Orleans nacieron además de Juan Carlos, otros tres hijos: el infante Alfonso, al que el propio Juan Carlos mató accidentalmente de un disparo cuando aquél tenía solo 14 años; la infanta Pilar de Borbón, que murió a los 83 años el pasado 2020; y la infanta Margarita, duquesa de Soria y Hernani y única hermana viva que le queda al emérito.
El matrimonio entre Juan Carlos I de España y Sofía de Grecia, hija primogénita del rey Pablo I de Grecia y la reina Federica, es del que nace el actual monarca, Felipe VI, pero también el que le ha dado otra relación familiar no solo con la Casa Real británica, sino también con la realeza danesa: Sofía, y por lo tanto también Felipe VI, son descendientes de Cristian IX de Dinamarca, conocido como el 'suegro de Europa' —al igual que la reina Victoria fue la 'abuela de Europa'—.
Pero, además, el fallecido en 2021 duque de Edimburgo, marido de Isabel II, también tenía cierta relación familiar con Sofía de España. El príncipe Felipe, nacido como príncipe de Grecia y Dinamarca antes de renunciar a sus títulos para convertirse en consorte de Isabel II, era nieto de Jorge I de Grecia y primo hermano de Pablo I, padre de Sofía. Esta relación convierte a la emérita Sofía en sobrina segunda del perecido duque de Edimburgo, pero también en cierto grado (más lejano) en prima del actual rey británico, Carlos III; gracias a esta relación familiar, Felipe VI gana un parentesco lejano con el príncipe Guillermo, duque de Cambridge y ahora también de Cornualles, y siguiente en lalínea de sucesión al trono británico.
¿Qué fue de aquel viaje de 1988?
Lo cierto es que la relación entre las dos familias ha sido menos activa de lo que se esperaba en 70 años de reinado de Isabel II. La monarca británica sólo ha estado una vez en España, en una visita de Estado que protagonizó junto a su esposo, Felipe de Edimburgo, en octubre de 1988. Invitados por los reyes Juan Carlos y Sofía, ahora eméritos, el viaje de Isabel II tuvo "varias etapas", como explican en TVE. La ruta de los reyes británicos en suelo español duró unos cinco días, entre el 17 y el 21 de octubre de aquel año, y los monarcas pasaron por Madrid, Sevilla, Barcelona y Palma de Mallorca.
En este viaje, en la cena de gala a la que acudieron no solo los miembros de la realeza sino también figuras aristocráticas españolas, es donde tuvo lugar uno de los momentos más curiosos de la visita de la reina: en el momento del saludo reverencial, se podía esperar que Isabel II se arrodillara ante la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, la mujer con más títulos del mundo (entre ser varias veces duquesa, múltiples veces marquesa y otras tantas condesa, amén de ser vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, Cayetana sumaba cerca de medio centenar de títulos nobiliarios); lo que ocurrió fue lo contrario: fue la propia duquesa de Alba la que hizo la reverencia, casi rodilla en suelo, ante la reina Isabel II.
La reina Isabel II también pasó por el Museo del Prado y por el Museo Municipal, donde inauguraron una exposición sobre Wellington, 'Wellington y España: la alianza de dos monarquías', para mostrar la colaboración entre los dos países. También en esta visita, que tuvo lugar más de una década después de la muerte del dictador Francisco Franco, Isabel II celebró la "transición pacífica" del país en un discurso pronunciado ante el Parlamento español, en el que definió esta etapa como "una de las páginas más brillantes en la larga y orgullosa historia" del país.