Lord Mountbatten era casi un padre para Carlos III y su asesinato por el IRA, una herida muy dolorosa para el ahora monarca británico, que ha marcado su relación con el Sinn Féin. Este martes, se ha encontrado con uno de sus líderes, en la visita más espinosa de su gira por Reino Unido como nuevo rey, no solo por ser el territorio más hostil hacia la monarquía, sino por su implicación personal.

Y es que, para Carlos, Mountbatten, que en realidad era su tío abuelo, era un oído siempre atento que ejercía como un padre prestado para un hombre que desde niño tenía una madre que ejercía de reina a tiempo completo y un padre que sentía lejano.

Cuando en 1979 el IRA hizo explotar el barco en el que Mountbatten había salido a pescar con su familia, Carlos III perdió su refugio. Años más tarde, le recordaba aún como el abuelo que nunca tuvo. Para él, su pérdida "fue como si los fundamentos de todo lo que queríamos en la vida quedaran desgarrados sin remedio".

Aunque Carlos no dejó de viajar a Irlanda del Norte, pasaron más de tres décadas hasta que volvió a visitar el pueblo donde su querido mentor fue asesinado. Fue la escenificación de una reconciliación como príncipe que ahora empieza a consolidar como rey, con su viaje más peliagudo políticamente y sus encuentros con los líderes del Sinn Féin.

Para la biógrafa Ana Polo, "no deja de ser significativa esa foto del nuevo rey dando la mano a una persona que él puede hacer responsable de la muerte de una de las personas a las que más ha querido".

Entretanto, este mismo martes en Belfast, histórico centro de tantas hostilidades contra la Corona, se acumulaban las flores en honor de Isabel II. Ahora, se abre una nueva etapa con un rey que sintió que se quedaba huérfano en la guerra con el IRA.