Uno a uno, el gobierno iraní ha ido ejecutando a seis de los siete jóvenes suníes acusados de matar a un clérigo muy crítico con el régimen. Un proceso que se ha caracterizado por ser detenidos sin pruebas, condenados en un juicio sin garantías y sentenciados a muerte. Y en las próximas horas ahorcarán al último de ellos que queda con vida.

Kamran, es iraní y ya es el único de los siete amigos que queda con vida. Se conocen desde que eran niños, pero su vida cambió hace 15 años cuando un clérigo suní, opositor al régimen de Irán, es asesinado.

Y ellos, gente sencilla y con pocos recursos los detuvieron sin pruebas en un proceso de 15 años que está acabando con su ejecución. Estuvieron 3 años sin juicio que, al final, se celebró siendo un auténtico esperpento.

El llamado "juez de la muerte" les acusó de "corrupción en la tierra", sentenciándolos a la horca. Sin embargo, lo peor fue esperar. Han pasado más de 15 años, hasta que el régimen iraní ha decidido que ya era su hora. Uno a uno están siendo ejecutados pero antes los han aislado.

Ahora ya solo queda uno con vida, Kamran, que ha podido sobrevivir más tiempo que su verdadero verdugo, el fallecido presidente Ebrahim Raisi. Él fue quien firmó su sentencia de muerte junto con la de cerca de 600 personas en Irán durante 2023, una lista a la que se sumará un Kamran ya está en aislamiento y, si nadie lo impide, será otra éxito póstumo del llamado "carnicero de Teherán".