Zoya es una mujer ucraniana que recorre junto a su nieto lo poco que hoy queda del que fue su hogar. "Teníamos gas, un calentador y una caldera y con eso calentábamos la casa", recuerda con tristeza. El invierno se presenta gélido y están desprotegidos. "Ya no tenemos ropa caliente, solo un abrigo y un par de zapatillas para cada uno, y eso es todo", asegura la mujer.

Esta situación afecta cada vez a más familias en todo el mundo, y especialmente golpea a los más vulnerables: los menores. El director ejecutivo de UNICEF en España, José María Vera, ha asegurado a laSexta que desde el año 2015 "se ha multiplicado por tres el número de niños y niñas que están en una situación humanitaria crítica".

Empeoran la crisis humanitaria circunstancias como el aumento de los precios de los alimentos y del combustible, así como los conflictos bélicos, pero también por la inseguridad alimentaria.

Baro es una mujer residente en Kenia que ha tenido que hacerse cargo de todos sus nietos. Como declara la mujer, "estaban desnutridos y les tuvieron que dar comida terapéutica". Las sequías, cada vez más severas debido al cambio climático, les han dejado prácticamente sin agua.

Sin embargo, el mismo cambio climático ha anegado otras zonas, obligando así a los más pequeños a huir. Vera indica que son "36,5 millones de niños y niñas los que se han visto forzados a desplazarse a causa del cambio climático".

La perspectiva no es nada optimista, y por este motivo UNICEF necesita ayuda urgentemente: "Si el año pasado fue 40.000 millones, este año son 50.000 los que se necesitan para actuar y responder como es debido a una crisis sin precedentes". Una ayuda para intentar frenar la peor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial.