Indonesia vive con miedo la posible llegada de un nuevo tsunami que arrase con lo que queda. Las autoridades han aumentado el nivel de alerta porque el volcán Anak Krakatoa sigue rugiendo con fuerza: es una medida frente a posibles futuras erupciones explosivas causando movimientos de masa de agua.

Está lanzando rocas y lava, y las columnas de humo y cenizas alcanzan los 3.000 metros de altura. La poca visibilidad está provocando numerosos desvíos y cancelaciones de vuelos, aunque el turismo internacional no se está viendo afectado porque la zona del Anak Krakatoa suele ser frecuentada por visitantes locales.

Las autoridades están preocupadas por los movimientos del volcán. Por ello, se ha pedido que la población se mantenga lejos de la costa: hasta a un kilómetro y medio de distancia por la altura que puedan alcanzar las olas.

Aunque no se pueda predecir la llegada de un nuevo tsunami, el país está en alerta. Pero si ocurre, no se espera que la magnitud de la masa de agua sea como la del devastador tsunami de 2004 que arrasó con la vida de más de 260.000 personas.

No tiene la misma causa que el reciente. Aquel fue ocasionado por un terremoto de magnitud nueve. El ocurrido ahora, aunque aún se investiguen las causas, se cree que ha sido ocasionado por la actividad volcánica del Anak Krakatoa.