El asedio ruso a la ciudad ucraniana de Mariúpol es brutal y varias ONG ya alertan de que la situación allí es apocalíptica. Las muertes de civiles se cuentan por decenas y las imágenes de edificios destruidos se multiplican.

De debajo de esos escombros han rescatado a un niño tras uno de esos ataques. Las imágenes son desgarradoras: el pequeño había quedado atrapado entre hormigón y, casi inconsciente, los rescatistas le han colocado un casco y le han sacado.

La ciudad, completamente destrozada, está sin agua ni electricidad y el Gobierno ucraniano ya ha anunciado que van a intentar abrir un nuevo corredor humanitario. Hasta ahora, ninguno de los seis intentos anteriores ha tenido éxito.

Se trata de una ciudad de más 400.000 habitantes que es clave para Putin por su posición estratégica. Ninguno de los intentos de organizar un alto el fuego local y una salida segura han prosperado.

El Ministerio de Defensa de Rusia dijo que abriría corredores humanitarios desde Kiev, Sumy, Kharkiv, Mariúpol y Chernihiv. Sin embargo, según el presidente ucraniano, ni un solo civil había podido salir de Mariúpol el jueves, un día después del ataque al hospital que dejó tres muertos.