Miles de civiles tratan de huir de forman desesperada de Irpín, una ciudad a 25 kilómetros de Kiev, una capital cada vez más asediada por las tropas rusas. Los corredores humanitarios no se están respetando, y los ataques son cada vez más violentos e indiscriminados sobre zonas residenciales.

Una de las imágenes más duras de la jornada de la guerra de Ucrania es la de una joven pareja llevando en brazos a su bebé a un hospital tras bombardeos en Mariúpol, la ciudad donde no se ha podido evacuar con seguridad a la población. Los sanitarios han tratado de reanimar al bebé sin éxito.

Mientras, las calles de Mariúpol están devastadas tras varios días de ofensiva rusa. Los vecinos se agolpan a las puertas de los supermercados, que ya no tienen existencias. Muchos se llevan lo que pueden hasta los refugios donde aguardan sus familias. Allí no tienen ni agua, ni luz, y hacen falta medicamentos. Además, en los próximos días, las temperaturas caerán hasta los 12 grados bajo cero. La suspensión de las evacuaciones ha puesto en peligro a cientos de miles de civiles.

Rusia había dado tan solo cinco horas para abrir corredores humanitarios, evacuar a 215.000 personas y permitir la entrada de alimentos y medicinas. Sin embargo, según ha denunciado Ucrania, Rusia ha incumplido el alto el fuego desde el primer momento.

Las tropas rusas tienen asediada Mariúpol, una ciudad con la que, de tomarla, se harían con el control de la costa del mar de Azov, y junto con Volnovaja unirían el sur con la región del Donbás, que ya controlan.