"Lamentamos profundamente que esto ocurriera", ha señalado la directora de Sostenibilidad de Ikea en Suecia, Jeanette Skjelmose, quien ha apuntado que la compañía no tenía entonces un sistema de control tan desarrollado como el actual para prevenirlo.

Después de que el año pasado los medios de comunicación informaran acerca de que proveedores de Ikea en Alemania del Este usaron probablemente prisioneros como mano de obra, la compañía encargó una investigación interna y un informe independiente a Ernst & Young, que ya se ha completado.

"La investigación encontró indicios de que prisioneros y prisioneros políticos formaron parte de la producción de componentes de muebles", señala la compañía en un comunicado.

Según indica, aunque el grupo adoptó medidas para asegurarse de que los reclusos no participaban en la producción, "ahora está claro que no fueron suficientemente efectivas".