El Gobierno de Viktor Orbán ha dado un giro en su política carcelaria. Hasta 2.000 personas podrían quedar en libertad después de que en Hungría hayan alegado un supuesto hacinamiento en sus prisiones que les lleva a liberar a delincuentes que serían extranjeros.

Gergely Gulyas, ministro de la Gobernación, asegura que la "decisión correcta" para por "no usar el dinero de los contribuyentes húngaros para mantener a cientos de traficantes de personas" en sus prisiones.

Ahora, y gracias a cámaras ocultas, hemos podido ver cómo salen completamente sin vigilancia, soltándoles en una estación de tren. Tres de ellos se van a un bar y otros dos se marchan tranquilamente por la calle. La única condición que les ponen es abandonar Hungría en 72 horas.

Ante estas preocupantes imágenes, Austria ha reforzado la seguridad de sus fronteras y ha convocado al embajador húngaro en Viena.

El Gobierno de Orbán ha ejercido una política muy restrictiva con los migrantes, con duras imágenes contra refugiados en sus fronteras. Con este movimiento, crece la preocupación de sus socios y vecinos europeos.