Si comparamos la imagen de las calles de la ciudad de Gaza, ahora, con la de hace poco más de un mes, el paisaje es totalmente diferente. A un lado, la vida se desarrolla antes del horror, al otro la destrucción se apodera de las calles.

Tal y como se puede apreciar en las imágenes a las que hace referencia este texto, donde antes había aceras ahora hay escombros y el impacto de los misiles israelíes tatúan bloques enteros de edificios. Incluso el color de la ciudad ha cambiado, todo es más gris.

El recinto de la universidad islámica de Gaza fue bombardeado el pasado 11 de octubre porque, según Israel, era uno de los centros operativos de Hamás. La fachada, la escalinata han quedado destrozadas y ni un cristal se ve ya en las ventanas del edificio.

Casi tres semanas de bombardeos incesantes sobre la Franja han dejado barrios enteros arrasados. Como el de Rimal, situado a 3 kilómetros del centro de la ciudad, la mejor zona de Gaza. Desde la terraza de uno de los bloques de edificios residenciales, la imagen es devastadora. Los ataques israelíes han dejado un reguero de destrucción a cada paso.

Antes, aunque con dificultad, la vida se abría paso en las calles de la Franja ahora es una ciudad fantasma, en ruinas.