Situación crítica la que se vive en algunos puntos de China por el aumento de casos de coronavirus. En Hubei, en lugar de comida rápida, en algunos locales se reparten goteros con suero en los coches. En Pekín, hemos visto tiendas de campaña montadas en polideportivos para atender a pacientes.

En algunos hospitales, se han suspendido todas las operaciones que no sean a vida o muerte. Esta semana, China ha apretado el acelerador para vacunar a las personas más vulnerables. Algunos analistas esperaban que el número de muertos se disparara después del levantamiento de los estrictos controles que habían mantenido a raya a la pandemia durante tres años.

La OMS trasladó su preocupación acerca de la no vacunación de los 1.400 millones de habitantes del país. El pasado miércoles, Beijing comenzó a desmantelar sus estrictos controles 'cero-COVID', eliminando los requisitos de prueba y flexibilizando las reglas de cuarentena que habían generado malestar en la segunda economía más grande del mundo.

El alejamiento de la política cero-COVID del presidente Xi Jinping siguió a protestas generalizadas sin precedentes en su contra. Pero, el director de emergencias de la OMS, Mike Ryan, dijo que las infecciones estaban explotando en China mucho antes de la decisión del gobierno de eliminar gradualmente su estricto régimen.

Cada vez hay más signos de caos en China, incluidas largas colas fuera de las farmacias, carreras para obtener medicamentos y compras masivas fruto del pánico en todo el país. Un video publicado el miércoles mostraba a varias personas con ropas de invierno conectadas a goteros intravenosos mientras esperaban sentadas en taburetes en la calle frente a una clínica de Hubei.