La ciudad nipona de Nagasaki, la segunda y hasta ahora última destrozada por una bomba atómica, conmemoró este domingo el 75 aniversario del ataque con un llamamiento a la abolición de las armas nucleares. "Hago un llamamiento a todos en todo el mundo. Hay innumerables maneras de involucrarse en el trabajo por la paz", invocó el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, que señaló a las armas nucleares, el cambio climático y las pandemias como amenazas de alcance global.

Tras una simbólica ofrenda floral y de agua, en homenaje a las víctimas que rogaban por beber, varios centenares de personas dentro y fuera del acto oficial guardaron un minuto de silencio a las 11:02, la hora exacta de la explosión hace 75 años. Hasta pocos minutos antes, varias decenas de religiosos oraban mediante cánticos y mantras en las inmediaciones, mientras cuatro concentraciones con poca afluencia protestaban contra las armas nucleares, las guerras o los gobiernos y algunos curiosos tomaban fotografías del panorama.

Todos se pusieron en pie llegado el momento y guardaron silencio frente al monumento que señala el epicentro de la explosión. Solo se escucharon entonces el tañido de una campaña y el canto de las cigarras. "Hemos venido aquí hoy para rezar por la paz. No más guerras, no más bombas atómicas. Queremos ser amigos de gente de todas partes del mundo. Queremos propagar vibraciones pacíficas", aseguró la japonesa Michiyo Nishii, que paseaba por el parque con un carrito de bebé junto a su sonriente marido, Takeo.

Este matrimonio se unió a los suaves movimientos de una coreografía grupal que ejecutaron una decena de bailarinas con vestidos amplios de colores claros tras el minuto de silencio frente al cenotafio por las víctimas, mientras un hombre cantaba con su guitarra la canción pacifista "Imagine", de John Lennon. La escena fue fotografiada por el estadounidense Erik Hansen, de 34 años, que visitó Nagasaki para experimentar por primera vez tras diez años viviendo en Japón una ceremonia por la paz de este tipo.

"Los bombardeos de los Estados Unidos en Japón fueron una atrocidad. Esta conmemoración es una oportunidad única de conectar con eso y curarlo de alguna manera. Siento que expandir la habilidad para empatizar con personas de orígenes muy diferentes es parte de la construcción como ciudadano global", aseguró Hansen