El responsable del sistema de ferrocarriles ucraniano está siendo una pieza fundamental en la huida del horror. No solo por trasladar a los refugiados, sino también por llevar ayuda de un punto a otro del país.

Oleksandr Kamyshin es casi un fantasma, un estratega en constante movimiento para no ser detectado por el enemigo. La noche que estalló la invasión se despidió de su familia y abandonó su hogar para montarse en un tren que siempre se mantiene en movimiento.

Desde el interior del tren, en el que no hay teléfonos y apenas Internet, Kamyshin mantiene en funcionamiento la red ferroviaria. "La estrategia es moverse rápido para que no te atrapen. El mensaje que queremos lanzar al mundo es que nunca nos vamos a rendir", señala ante las cámaras de los mediso ucranianos.

Con su estrategia, ha logrado que más de dos millones de refugiados consigan salir de Ucrania. Además, ayer logró que los tres primeros ministros de la República Checa, Polonia y Eslovenia llegaran a salvo a Kiev.

Antes, sus trenes se movían a 160 kilómetros por hora y ahora lo hacen apenas a 60. A veces, tienen que parar para reparar las vías bajo fuego enemigo y 33 de sus empleados ya han fallecido. A pesar de todo, han logrado mantener el sistema en funcionamiento para combatir las consecuencias de la invasión rusa.