Damien Tarel. Ese es el nombre de la persona que ayer, martes, le propinó una bofetada al presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, y que ahora se enfrenta a una pena de cárcel de 3 años. Lo hizo al grito de "¡Abajo el Macronismo!".

En ese momento, el jefe del Estado francés estaba efectuando una visita a un grupo de hosteleros. Uno de los sectores que, como en España, más está sufriendo la pandemia. De hecho, esto es algo que los servicios de seguridad advirtieron al presidente, que aun así insistió en personarse en el acto.

Sobre las 14:00 horas del mediodía, Tarel agredió a Macron. El responsable fue detenido en el acto, aunque no fue el único inmovilizado por las autoridades: el cámara de la acción, al que se está investigando por cómplice, también ha sido arrestado. Tarel ha aseverado que fue espontáneo y no premeditado.

En las últimas horas ha trascendido más información sobre Tarel: tiene 28 años, sigue a perfiles de extrema derecha en internet y, según indica la prensa francesa, no está cooperando en sus declaraciones a la Policía. Asimismo, tal y como han confirmado las autoridades, dio positivo en una prueba de alcoholemia, que le efectuaron tan pronto como se materializó el ataque.

También se ha podido saber que es un apasionado de los juegos de mesa y de las artes marciales medievales. Cuenta con una asociación que fundó él mismo relativa a este tipo de lucha.

Armas y apología de Adolf Hitler

Si bien Tarel ya presentaba un perfil conflictivo, la persona que lo acompañaba (detenido por grabar la agresión), cumple un patrón muy parecido. En este sentido, las autoridades han registrado su casa y han descubierto que este varón, también de 28 años, tenía varios tipos de arma en su casa. Una de ellas de fuego.

Pero además han encontrado otro objeto relevante: el acusado guardaba en su vivienda un ejemplar del libro 'Mein Kampf', escrito por Adolf Hitler y común entre los seguidores nenonazis. Por estos hechos, especialmente Tarel, ahora se enfrentan a un duro castigo: al agresor podrían condenarle a 3 años de cárcel, además de pagar una multa de 45.000 euros.

La prensa nacional vincula a los detenidos con el movimiento de los 'chalecos amarillos'. El hecho abre el debate sobre la seguridad del presidente francés, quien ha tratado de quitar hierro al asunto: "Hay mucha estupidez, y cuando viene acompañada de violencia, eso es inaceptable".