La Policía combate a puñetazos y patadas a aquellos que no portan mascarilla, y no escatiman a la hora de usar la fuerza. La premisa es clara: si hay un ciudadano sin protección se le detiene sin contemplaciones.

Las medidas son drásticas. Los agentes no dudan en utilizar columnas o árboles para atar a aquellos que no cumplen las normas de seguridad, e incluso, como se puede ver en el vídeo que acompaña estas líneas, en los últimos días se ha podido ver cómo a un ciudadano chino se a le cubre cara con un sujetador.

Las autoridades chinas parecen dispuestas a todo en cada redada, ya sea sacar a rastras a los ciudadanos de sus casas o destrozar todo lo que hayan tocado por temor al coronavirus, incluso juegos de mesa.

La psicosis está provocando incluso que se llegue a hervir el dinero: todos los bancos tienen la orden de desinfectar sus billetes y aislarlos durante 14 días.

Lo que haga falta para frenar los contagios, que superan ya los 71.000. Pero a pesar de las drásticas medidas se sigue sin permitir que al equipo de la OMS acceda al epicentro del coronavirus. En su lugar, el Gobierno chino ha sitiado toda la provincia de Hubei y a nivel nacional casi la mitad de la población tiene sus movimientos limitados por la epidemia.

Hasta el Partido del Pueblo Chino podría suspender por primera vez su congreso anual. Medidas que parecen extremas, pero que responden a la necesidad de controlar el número de infectados como ya se ha logrado en el resto del mundo. En China ya han muerto 1770 personas por culpa del COVID19, y fuera otras cinco.