Ha sido mentarlos Putin y los hasta ahora desaparecidos ciudadanos rusos, espías para Reino Unido, se han presentado frente a las cámaras como inofensivos empresarios del fitness.

"Nuestros amigos nos han sugerido durante mucho tiempo que visitáramos esta maravillosa ciudad", así justifican su visita a Salisbury, donde Skripal y su hija fueron envenenados.

Y ahondan con detalles en las motivaciones, turísticas dicen, que les llevó allí. "Tiene una catedral famosa, la catedral de Salisbury. Es famosa por su aguja de 123 metros", afirman.

Se declaran víctimas mediáticas y esperan a los verdaderos culpables y unas disculpas. "Que se encuentre a los verdaderos culpables y que al menos los británicos se disculpen con nosotros".

Con una puesta en escena meditada contesta Rusia con cierta provocación a las acusaciones británicas. Que ya ha recogido el guante: las mentiras son un insulto a la inteligencia y la entrevista es ridícula.