La destrucción de la presa de Kajovka supone un antes y un después en la guerra de Ucrania. Se trata de una de las más grandes del país y, sin duda, una infraestructura estratégica por su posición geográfica y su peso en el conflicto bélico. Por el momento, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente del ataque. Estas son las claves:

  • 80 localidades amenazadas.Al menos 80 asentamientos podrían quedar inundados tras la destrucción de la presa, entre ellos la ciudad de Jersón. Se espera que el agua ya está causando una catástrofe y, a pesar de la evacuación de algunas poblaciones, aún muchas otras siguen en peligro.
  • Desde Ucrania hablan de "ecocidio". Las consecuencias medioambientales de la destrucción de la presa también preocupan a la comunidad internacional. Anton Gerashchenko, asesor del ministro del Interior de Ucrania, ha asegurado que "morirán decenas de miles de toneladas de peces y una biosfera única. Los nidos de millones de pájaros en los humedales a lo largo de la margen izquierda del río Dniéper se han inundado".
  • Temor por el abastecimiento de la central nuclear de Zaporiyia. La central nuclear de Zaporiyia obtiene su agua de refrigeración del depósito atacado, por lo que a pesar de que no exista un riesgo inmediato, aún se evalúa cómo afectará su destrucción. "El agua del embalse de Kakhovka es necesaria para que la estación reciba energía para los condensadores de turbina y los sistemas de seguridad de la ZNPP (planta de energía nuclear de Zaporiyia)", dijo Energoatom.
  • El agua potable en Crimea, comprometida. La presa abastece a gran parte de la península de Crimea. Gerashchenko afirma que "el canal del norte de Crimea ahora se secará y permanecerá seco durante mucho tiempo y la gente del sur y de Crimea se quedará sin agua potable".
  • Un arma arrojadiza. La presa de Kakhovka es, desde hace meses, un arma psicológica en la guerra de Ucrania. En octubre de 2022, Ucrania acusó a Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU de haber colocado minas en la presa, y advertía de las consecuencias de su posible destrucción: "Sometería a más de 80 asentamientos y a cientos de miles de personas a una rápida inundación", sostenía el representante permanente de Ucrania ante la ONU, Sergii Kislitsia. Zelenski iba aún más allá y advertía de que un ataque ruso a la presa de Kajovka sería equiparado al uso de armas de destrucción masiva, ya que podría llevarse por delante a más de 80 localidades.