Han sido los más golpeados por la injustificable violencia de la guerra de Putin en Ucrania. Cientos de niños que han tenido que abandonar sus hogares y que tienen en sus mentes el imborrable recuerdo del horror que han vivido. Otros muchos tienen ese recuerdo imborrable tatuado en su propia piel, en forma de heridas. Han logrado sobrevivir pero la guerra les acompañará durante toda su vida.

laSexta ha hablado con niños supervivientes de los ataques en Mariúpol. "Papá, papá. ¿Dónde está papá?", pregunta con insistencia y entre lágrimas Dima, un pequeño ingresado en el hospital infantil de Zaporiyia tras un bombardeo de las tropas rusas a Mariúpol. No hay consuelo.

Milena Uralova tiene 11 años y lleva ya dos semanas ingresada en el mismo hospital de Zaporiyia. Llegaba el 16 de marzo con una bala en el cuello y otra en el rostro. "Recuerdo desmayarme y un fuerte sonido en mis oídos. Cuando desperté mi madre gritaba para pedir ayuda. Varios soldados corrieron hasta mí e intentaron detener la hemorragia", explica en conversación con laSexta. Ahora tiene una cicatriz en la cara que es la huella de su huída. Les dispararon en un puesto de control ruso a las afueras de la ciudad.

Hoy Milena se ríe y juega a las cartas con otro chico. Se llama Sasha, tiene 11 años y la nariz rota. "Escuché un silbido y un cohete voló hasta la casa de mi vecino. La onda expansiva nos golpeó a todos. Vi a todo el mundo cubierto de sangre", recuerda con la mirada perdida.

Ellos han logrado sobrevivir. Han tenido 'suerte'. Otros muchos no lo han conseguido. Desde el inicio de la invasión rusa, 121 niños y niñas han muerto y 167 han resultado heridos, según el último recuento proporcionado por las autoridades ucranianas. Por el momento, la ciudad de Zaporiyia sigue siendo relativamente segura, aunque se producen combates en los alrededores y a veces se oyen explosiones a lo lejos. Más de 150.000 personas siguen atrapadas en Mariúpol.

Zaporiyia, una ciudad industrial, se ha convertido en un punto de tránsito clave para los evacuados que huyen de Mariúpol. Autobuses llenos de evacuados llegan a la ciudad antes de seguir hacia el oeste, uniéndose a un éxodo en el que alrededor de una cuarta parte de los 44 millones de habitantes de Ucrania han tenido que abandonar sus hogares para buscar refugio en zonas más seguras.