La guerra de bandas explota en El Salvador con una nueva fuerza en juego, la del presidente Nayib Bukele. "Se metieron con el gobierno y con el presidente equivocado", advierte Gustavo Villatoro, ministro de Seguridad de El Salvador.

Al estado de excepción decretado por el aumento de asesinatos, se une un cambio legislativo. "El solo hecho de pertenecer a estructuras terroristas, será castigado con una pena ejemplar", revela el mismo ministro. 30 años de prisión solo por pertenecer a una pandilla, la pena aumenta si se es jefe hasta los 40 años. Celia Mendrano, defensora de los Derechos Humanos, asegura que hay una política de estado claramente definida de violar derechos humanos. "Una narrativa propia de gobiernos autoritarios", añade.

Bukele insiste, propone cambios de jueces y amenaza a los encarcelados: "Les decomisamos todo, hasta las colchonetas para dormir, les racionamos la comida y ahora ya no verán el sol. Paren de matar ya o ellos la van a pagar". Así lo recoge el presidente en su cuenta de Twitter.

En las prisiones la situación es extrema: sin colchones, con las comidas racionadas y hacinados en celdas de las que solo salen con un estricto control policial que provoca momentos tensos como los del vídeo. Los presos permanecen casi desnudos, solo con un pantalón corto y rapados. Son imágenes que impactan al mundo entero. Mientras tanto, las detenciones continúan: más de 4.000 personas en menos de una semana. Y sus familiares los buscan en las cárceles de todo el país.