La ONG indicó que una veintena de activistas, algunos de los cuales fueron detenidos, se introdujo en la central para alertar en concreto sobre "la extrema vulnerabilidad" de las piscinas de combustible gastado.

Los militantes quisieron "denunciar el inmovilismo" de la energética EDF, operadora de los 58 reactores nucleares presentes en suelo francés, frente a las alertas e informes existentes sobre el "riesgo nuclear". Algunos de los activistas escalaron una de esas piscinas, mientras que otros dejaron en ella la marca de la huella de su mano "para demostrar su accesibilidad".

Greenpeace recordó que el pasado 12 de octubre otro grupo de militantes se introdujo en la central de Cattenom, en el noreste del país, para evidenciar también su fragilidad.

"Desde entonces, EDF no ha hecho nada", añadió la ONG, que precisó que sus activistas pudieron entrar en el lugar "en menos de diez minutos" y alertó de que las piscinas de combustible son las que más radiactividad contienen y no están lo suficientemente protegidas de ataques exteriores.