París se convirtió en el epicentro del rechazo a la reforma laboral del Ejecutivo socialista con una gran manifestación a escala nacional que coincide con la pérdida de fuelle de las huelgas sectoriales.

La CGT situó en 1,3 millones el número de participantes y la Policía lo rebajó a entre 75.000 y 80.000, en una marcha con la que los sindicatos buscaban superar la del 31 de marzo, la más numerosa hasta la fecha.

Fuentes de la Prefectura de Policía de París indicaron que 58 personas fueron detenidas y que 29 agentes y 11 manifestantes resultaron heridos por los disturbios, que fueron disueltos con gases lacrimógenos y cañones de agua.

Radicales encapuchados lanzaron proyectiles contra los policías y reventaron escaparates de diferentes negocios y mobiliario urbano, provocando las escenas de guerrilla urbana habituales en las últimas protestas contra el proyecto de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri.