Trump agita el avispero de Oriente Medio. "Llama directamente a la prolifereación nuclear, con Turquía y Arabia Saudí y otros países que ya han dicho que si Irán vuelve al programa nuclear ellos también tomarán esa senda, y por otro lado una dinámica belicista en la que cualquiera puede, jugando con fuego, acabar quemado", destaca Jesús Núñez, codirector del Instituto Estrategico de Conflictos y Ayuda Humanitaria.

Lo veíamos horas después del anuncio de Trump, enfrentamiento directo entre Irán e Israel. La relación con la ruptura del acuerdo nuclear es clara.

"Lo que está intentando ahora Israel es provocar una respuesta agresiva de parte de Irán para tener algún tipo de influencia hacia los socios europeos", asegura Irene Martínez, analista del Centro de Estrategias Internacionales Barcelona

La decisión unilateral de Estados Unidos pone contra las cuerdas al moderado presidente iraní. "Da una bocanada de oxígeno a todos aquellos conservadores que decían que este acuerdo era un fracaso para Irán porque sólo iba a debilitar su posición en la región", añade Martínez.

Irán, el gran referente del islam chií, ha extendido su influencia por todo Oriente Medio. No sólo apoya a Assad en Siria y a los hutíes en Yemen. Influye en el gobierno de Irak, en el sur del Líbano a través de Hezbolá, en la franja de Gaza con Hamás y en los opositores a la monarquía de Bahréin. También en la minoría chií de Arabia Saudí concentrada en las zonas de los mayores yacimientos petrolíferos.

Esa influencia y el programa de misiles de Irán son los dos argumentos de Trump para romper el acuerdo. "Se trata de dos temas que están fuera del acuerdo, por lo tanto no puede acusarse de incumplimiento a Irán en ninguno de los dos casos", explica Núñez.

En realidad lo hace para contentar a Israel y Arabia Saudí, los dos grandes enemigos de Irán y los aliados de Estados Unidos.