El clérigo turco Fetulá Gulen al que el Gobierno turco ha vinculado el golpe de Estado se convirtió en un enemigo político del presidente, Recep Tayyip Erdogan, despúes de que en 2013 se conocieran casos de corrupción, supuestamente destapados por simpatizantes del clérigo, en el círculo más íntimo del presidente.

Desde entonces, se han sucedido purgas de seguidores de Gulen, entre ellos trabajadores de medios de comunicación o jueces considerados afines al religioso, tales como el diario de gran tirada 'Zaman' o la cadena de televisión Samanyolu TV.

El Gobierno turco considera a Gulen el 'cerebro' del golpe militar de este viernes y desde hace años le acusaba de ser el máximo responsable de una "estructura paralela" dentro de las propias instituciones estatales con influencia en los tribunales, la Policía y otros organismos.

El movimiento de Gulen, un clérigo e intelectual de corte islámico moderado, defiende la democracia multipartido y desde la década de los 80 ha desarrollado una moderna red de escuelas y universidades, acaparando influencia entre amplios sectores de profesionales liberales.

Pese mostrarse contrario al secularismo, signo de identidad de la Turquía contemporánea, Gulen ha promovido desde su movimiento un diálogo interreligioso y cultural que le llevó a entrevistarse en 1998 con el papa Juan Pablo II y líderes judíos y ortodoxos.