Venezuela se ha despertado tras conocer la muerte de Chávez con 21 cañonazos en todo el país para conmemorar a su líder.

El vicepresidente del país y delfín, Nicolás Maduro, anunció entre sollozos la muerte del comandante y llamó a la unidad a los venezolanos como auténticos huérfanos.

Anunció que el ejército ya estaba en las calles para mantener el control, y poco después, el ministro de defensa confirmaba la lealtad de los militares. El mensaje de la oposición, encabezada por Capriles, fue responsable, de tranquilidad.

Los seguidores de Chávez se han echado a las calles a llorarle. Algunos de sus seguidores, los más exaltados, han llegado incluso a agredir a reporteros de televisiones ajenas a su ideología.

Mientras, la colonia venezolana en Miami, en su mayoría antichavista, se ha echado a las calles para celebrar el fin de su presidencia.

El cuerpo de Chávez será trasladado a la Academia Militar de Venezuela, considerada por él cuna de la revolución bolivariana. Se hará públicamente, "para que todos puedan despedirse", y el viernes le darán sepultura. Antes de 30 días, los venezolanos tendrán que ir a las urnas para elegir presidente.