Nueva jornada de protestas masivas en Francia. Miles de manifestantes han vuelto a sembrar el caos en las principales ciudades del país por el plan de Macron, aprobado por decreto y sin pasar por el Parlamento, para subir la edad de jubilación de los 62 a los 64 años.

Durante la madrugada del jueves al viernes, grupos de anarquistas del "Bloque Negro" rompieron escaparates, demolieron mobiliario urbano y saquearon un restaurante McDonald's. Durante el día anterior, manifestantes bloquearon el acceso a una terminal del aeropuerto, se sentaron en las vías del tren, se enfrentaron con la policía y arrojaron proyectiles a una estación de Gendarmería.

Arranca así el décimo día de huelga general en el país, tras un noveno en el que, según el ministro del Interior, Gerald Darmanin, 149 policías resultaron heridos y 172 personas fueron arrestadas en todo el país. Docenas de manifestantes también resultaron heridos, incluida una mujer que perdió un pulgar en la ciudad normanda de Rouen.

Durante este jueves, se bloquearon viajes en tren y avión y numerosos profesionales no acudieron a sus puestos de trabajo, entre ellos profesores. Los disturbios también han sido protagonistas. Los agentes han disparado gases lacrimógenos para dispersas a los manifestantes en la ciudad occidental de Nantes. En Rennes, han usado cañones de agua, según mostraron imágenes de BFM TV, y en el oeste de Lorient, el periódico Ouest-France ha asegurado que los proyectiles provocaron un breve incendio en el patio de una comisaría.

La ira de los ciudadanos franceses se ha evidenciado en dispersos puntos del territorio galo. El aeropuerto Roissy-Charles De Gaulle, en las afueras de París, se vio afectado por el bloqueo de los trabajadores. Cerca de Toulouse, en el suroeste, montones de escombros en llamas bloquearon el tráfico en una carretera y ensalzaron columnas de humo hacia el cielo.

"Hay mucha ira, una situación explosiva", ha asegurado el líder del sindicato CGT, Philippe Martínez, al comienzo de un mitin en París. Los líderes sindicales han pedido calma, pero han mostrado su enfado con lo que han considerado comentarios "provocadores" del presidente, Emmanuel Macron. Los sindicatos temen así que las protestas se vuelvan aún más violentas si el gobierno no presta atención a la creciente ira popular.

En este sentido, han pedido acciones regionales durante el fin de semana y nuevas huelgas y protestas en todo el país el 28 de marzo, el día en que el rey Carlos de Gran Bretaña debe viajar a Burdeos desde París en tren.

Sin embargo, por el momento, el presidente de la república solo ha roto su silencio para afianzarse en su postura. Lo hizo este miércoles en una entrevista en la que insistió en que se mantendría firme y que la ley entraría en vigor a finales de año, y comparó las protestas en el país con el asalto al Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021.

Numerosas encuestas han evidenciado en datos lo que se manifiesta en las calles francesas: la mayoría de los ciudadanos se oponen a retrasar la edad de jubilación dos años hasta los 64 años.

Sin embargo, Macron ha decidido seguir adelante con la decisión de su Gobierno, que hizo estallar aún mayor polémica al anunciar que los cambios en el modelo de pensiones no pasarían por el parlamento, ya que se aprobarían por decreto sin necesidad de votación.

El Ministerio del Interior francés contabilizó más de un millón de manifestantes en en todo el país este jueves, un récord desde que comenzaron las protestas en enero. El sindicato CGT eleva la cifra y asegura que que 3,5 millones de personas marcharon en el país, igualando el récord anterior del 7 de marzo.