Una parte de los sindicatos franceses, liderados por la Confederación General del Trabajo (CGT), organizan una huelga "intersectorial" para reclamar subidas salariales, lo que extiende las protestas que se vienen prolongando desde finales de septiembre en varias refinerías.

Más allá de la energía, con muchas gasolineras sin carburante, los paros, que van acompañados de alrededor de 150 manifestaciones por todo el país, se van a dejar sentir también en el transporte público, la educación o la sanidad. El 23% de las escuelas secundarias y Formación Profesional han parado hoy. En el sector nuclear, hay nueve centrales paradas.

Philippe Martínez, el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), que lidera la jornada de huelgas y manifestaciones en Francia este martes, quiere un incremento de 300 euros del sueldo mínimo, hasta 2.000 euros brutos.

"El salario mínimo no ha aumentado lo suficiente", ha subrayado Martínez en una entrevista con la emisora RTL al comienzo de esta jornada de protestas en que la CGT, apoyada por otros tres sindicatos menores, prevé cerca de 150 manifestaciones por todo el país, la principal en París a partir de las 14.00 locales.

Más allá del salario mínimo, que en Francia se revaloriza en función de la inflación pasada con un mecanismo automático y que la última vez que subió fue en agosto hasta 1.678,95 euros brutos al mes (1.329,05 euros netos), lo que reclaman los huelguistas es que "haya un aumento a todos los niveles" de los salarios.

Martínez ha reprochado al Gobierno de Emmanuel Macron su actitud en contra de esa exigencia, que se podría haber materializado, a su parecer, con un mecanismo de revalorización automática de los salarios en una ley en favor del poder adquisitivo que se adoptó en julio.

El de este martes es el segundo paro "intersectorial" desde el final del verano para exigir aumentos de salarios que compensen la inflación (5,6 % en Francia en términos interanuales en septiembre) pero no está respaldado por el primer sindicato del país, la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT). Además, desde el primero (el 29 de septiembre), han estado en huelga buena parte de las refinerías y muchos depósitos de carburante del país, lo que ha provocado serios problemas de abastecimiento en las gasolineras.

Según las última actualización del Gobierno, un 28,1 % de las gasolineras del país carecían el lunes de al menos un tipo de combustible. La situación apenas ha mejorado en los últimos días, pese a las promesas del Ejecutivo y del mismo Macron, que el día 12 pronosticó una vuelta a la normalidad durante esta semana.

Ante esa situación, las autoridades han recurrido en varias ocasiones a la movilización forzosa de trabajadores de los depósitos de combustible, y el portavoz del Ejecutivo, Olivier Véran, avisó este martes de que se seguirá haciendo "tanto como sea necesario" y "probablemente" hoy mismo.

Más allá del problema del sector petrolero, el paro este martes afecta entre otros sectores al transporte público. En los ferrocarriles, los más afectados son los trenes regionales, ya que solo circulan la mitad, según las previsiones de la compañía SNCF. También hay problemas en algunas líneas de cercanías de París, así como en los autobuses de la capital, ya que se han suprimido un tercio de los habituales. El metro, por su parte, funciona casi normalmente.

Al igual que ocurrió con las refinerías después del 29 de septiembre, la principal inquietud para Macron y su Gobierno es que se encadenen nuevos paros en los próximos días como han avanzado algunas federaciones sindicales. En particular en la SNCF, ya que saben que tienen una ventana de oportunidad para hacer presión dado que el próximo sábado comienzan las vacaciones escolares de otoño.

Enfrentamientos y piquetes durante la huelga

Durante las primeras horas de la huelga ya se han producido algunos piquetes en algunos liceos y ciertos enfrentamientos en liceos de fuera de París. Una huelga que está teniendo un impacto limitado. Según el Ministerio de Educación, un 5,6% de la población ha secundado la huelga. Por su parte, el Gobierno de Macron cree que estas protestas podrían acabar en una gran explosión social.