El primer ministro francés, Jean Castex, ha anunciado este jueves un endurecimiento del toque de queda en todo el país, que pasa de las 20:00 a las 18:00 horas, para evitar un empeoramiento de la situación epidémica y la extensión de las nuevas variantes más contagiosas.

La medida, que había sido aplicada en las últimas semanas en 25 del centenar de departamentos del país, se aplicará a partir del sábado y durante un mínimo de dos semanas en todo el territorio francés para evitar un repunte de la pandemia ante el empeoramiento de la situación en naciones vecinas.

La incidencia del coronavirus en Francia es de 187,8 casos por 100.000 en los últimos siete días. Francia ha registrado hasta ahora 2,83 millones de casos y 69.031 fallecimientos por COVID-19.

Castex ha avanzado además que todos los viajeros que lleguen al país procedentes de fuera de la Unión Europea deberán presentar un test negativo antes de viajar a Francia y aislarse durante una semana a su llegada, para realizar después una segunda prueba.

"Los primeros datos de los que disponemos muestran que hemos podido pasar las fiestas de fin de año sin un repunte epidémico", ha dicho Castex, que ha considerado que la situación en el país está "controlada" pero sigue siendo "frágil".

El zarpazo de la cepa británica

Con una media diaria nacional de unos 16.000 nuevos casos, Castex ha señalado que los contagios siguen siendo altos y que estas medidas buscan en primer lugar frenar el avance de la variante británica, de la que aparecen unos 200 casos cada día en Francia, y de la sudafricana, con menor incidencia. Además, pretenden reducir el flujo transfronterizo para evitar también una mayor expansión de estas variantes.

A pesar de que el nivel de la epidemia no es ahora muy preocupante en Francia, Castex ha recalcado la grave situación en países vecinos, como el Reino Unido, Alemania o Italia, para justificar las nuevas medidas.

El primer ministro ha insistido en que instaurar un tercer confinamiento no está entre las opciones del Gobierno francés en este momento, pero no descartó su aplicación si hay una "degradación fuerte" de la situación sanitaria.

Los estudios científicos apuntan que la variante británica es más contagiosa entre menores que la tradicional, por lo que el Ejecutivo francés ha optado por reforzar el diagnóstico de menores realizando unas 300.000 pruebas a la semana en colegios pero no cerrar las clases de momento.