Entre aplausos y con un auditorio lleno de banderines italianos, Giorgia Meloni agradece el cálido recibimiento que le han dado en el colegio Galileo Galilei de Adís Abeba, en Etiopía. "Gracias por el recibimiento, gracias por la acogida", inicia su discurso la presidenta del partido ultraderechista Fratelli d'Italia (Hermanos de Italia).

Una acogida que su gobierno no aplica a quienes llegan a sus costas desde el continente africano.

El descaro va a más en algunos vídeos que forman parte del compactado que el equipo de la primera ministra ha compartido: en el patio, los niños le hacen un paseíllo y algunos incluso, se lanzan a abrazarla. Sin embargo, las críticas más duras van dirigidas a una foto: Meloni, con ojos cerrados, abraza a tres niños sonrientes.

Para la activista Djarah Kan, en esa imagen, Meloni es "racista sin querer parecerlo", e ironiza en una publicación de Instagram que ·no tiene nada de malo hacerse una foto con quien en el futuro se ahogará en el mediterráneo".

Sus rivales políticos también han sido duros con la instantánea. Angelo Bonelli, de Los Verdes, critica los posados "con aquellos a los que niega derechos".

Meloni viajó a Etiopía como parte de una estrategia que busca cortar en origen las migraciones y, lo más sangrante, apenas 48 horas después de aprobar el estado de emergencia migratorio en Italia. Un estado de emergencia que busca también frenar la entrada masiva de migrantes por sus costas.

Es decir, su gobierno podrá suspender normas del ordenamiento jurídico vigente y agilizar los trámites que se hacen en su llegada y recepción. También los procedimientos de expulsión.