El ministro de Sanidad de Alemania, Jens Spahn, es duro y tajante en sus declaraciones acerca de la nueva ola de coronavirus que se verá incrementada con la llegada del frío: "Probablemente, al final de este invierno, prácticamente todos en Alemania, como se ha dicho ya de manera cínica, estarán vacunados, sanados o muertos. Esto es cierto".

Es su último llamamiento a la ciudadanía para que acudan a vacunarse frente al COVID-19 si no lo han hecho toavía. Con la variante Delta, ha afirmado, esto es "muy, muy probable" y "por eso insistimos tanto en recomendar la vacuna".

También Angela Merkel ha dicho que la situación en el país está peor que nunca, es "dramática", y que las restricciones impuestas las considera "insuficientes".

Además de estas llamadas de atención a los rezagados en la vacunación, el gobierno germano aplica la regla de las 3G el principio de geimpft, genesen o getestet (vacunado, sanado o sometido a test, con resultado negativo) que se aplica para el acceso a determinados eventos o locales cerrados y que por ejemplo se pretende introducir en breve en el transporte público.

En los últimos días y ante el aumento de contagios y creciente numero de ingresos hospitalarios, se ha comenzado a hablar de 3G como "geimpft, genesen o gestorben" (vacunado, sanado o muerto), a lo que ha hecho referencia el ministro.

En este contexto, y viendo que la obligatoriedad del certificado de vacunación para algunos espacios y eventos sociales no está surtiendo el efecto deseado, se ha abierto en el país el debate sobre imponer la vacunación obligatoria.

En Alemania también se está debatiendo imponer la vacunación obligatoria, ya que la obligatoriedad del certificado de vacunación para entrar en los espacios cerrados no está surtiendo el efecto que esperaban. Según los últimos datos, en este país solo el 70,5 % de la población está vacunada, el 68,0 %, con la pauta completa.

Spahn es escéptico ante la posibilidad de una obligatoriedad de la vacuna. Cree que no hay necesidad de responder ahora a la cuestión sobre una obligatoriedad, ya que no aportaría nada en las próximas cuatro semanas, especialmente críticas antes de Navidad.

De lo que se trata ahora, ha manifestado, es de romper la cuarta ola y "ninguna vacuna obligatoria rompe esta ola", dijo. Por eso pide reducir los contactos y aplicar dosis de refuerzo de la vacuna.