Estremece la imagen, ahora como entonces: idílicas playas italianas alfombradas de cadáveres. 368 personas engullidas por el Mediterráneo en una aciaga madrugada, tal día como hoy de 2013. El mayor naufragio de migrantes, empeorado por la indiferencia de patrulleras y autoridades.

Mucha rabia, esas personas podrían haber sido salvadas

Da fe, una década después, el primer azaroso testigo de aquella pesadilla: "Siento mucha rabia. Aquellas personas, como muchas otras, podrían haber sido salvadas pero la indiferencia de dos embarcaciones (sin duda militares), su indiferencia, pensando en volver a salvarlos a la mañana siguiente, hizo que 368 no llegaran al alba".

Así de contundente habla Vito Fiorino, heladero italiano que había salido a pescar con unos amigos y se topó con la tragedia. Ante ese pasotismo, cuenta, tuvieron que sobreponerse al miedo y actuar: "Empezamos a intentar salvarlos. Estaban desnudos y se nos resbalaban por estar cubiertos de carburante". Sus vidas -confiesa- también quedaron marcadas aquella noche. A semejante tragedia le siguieron luto político, cumbres europeas, promesas para reforzar las operaciones de rescate y dar carta blanca a las ONGs...

En la última década, más de 28.000 migrantes han muerto en el Mediterráneo

Buenas palabras que han quedado en nada. Por "la falta de solidaridad y conciencia" en la Unión Europea, resalta hoy el entonces primer ministro de Italia. Más de 28.000 personas han muerto en el Mediterráneo en estos diez años, la mayoría (más de 22.300), precisamente, en la ruta migratoria central, la que desemboca en Italia. Y la situación arrecia: este año ya han llegado allí, por ejemplo, el doble que el año pasado (133.171 personas hasta ahora).

La presidenta del Europarlamento ha destacado este mediodía la "importancia" de la ocasión. 10 años de una terrible tragedia que, lejos de ser única, se ha repetido y el Mediterráneo se ha cobrado vidas de niños, mujeres y hombres. La situación actual de emergencia en Lampedusa, la migración, es el desafío de nuestra generación", ha declarado.

El desafío de nuestra generación, muertos invisibilizados pero inolvidables

Pero, mientras en Estrasburgo hoy había actos (gestos, más bien) "solemnes" -un momento, diez segundos, de silencio- y grandes declaraciones, es la ciudadanía italiana -cero representantes de su Gobierno- la que se ha echado a la calle en una marcha por Lampedusa, zona cero de la tragedia, ese mar que no cesa. Para recordarle a los políticos que "obras son amores y no buenas razones". Y reivindicar a tantos muertos "invisibilizados pero inolvidables".